Paraísos, ruinas y murciélagos

Cristina, la dueña del Restaurante nos invitó a su casa," el encantadero", un nombre muy acertado para un trozo de paraiso, con piramide incluida, al borde del lago.
Alli acabamos durmiendo (Tote en un pesebre..), porque una amiga obesa de Cristina, a la que apodamos "Falete", no nos quiso llevar en coche en la lluviosa noche.

La visita a las impresionantes ruinas mayas de Tikal, en medio de una frondosa selva tropical, estuvo adornada con un concierto de un ruidosisimo mono aullador y un desfile de unos pavos de colores irisados digno de Milan o La Cibeles..

Volvimos a caer en otro paraiso, Semuc Champay, unas piscinas naturales de agua transparente y temperatura ideal donde nos zambullimos...


La sauna junto al rio, en una caseta hecha con botellas y cemento, tampoco fue manca... oh, que bé..

Otro momentazo a destacar fue la salida de miles de murcielagos a menos de 2 metros de nosotros... parecía la salida de una discoteca de Transilvania...

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